La democracia no es perfecta. Tampoco la poesía. Carlos Salem

Carlos Salem

Carlos Salem, nacido en Buenos Aires en 1959 y llegado a España desde 1988.

1. ¿Es necesaria la crítica o el compromiso sea social sea emocional, mental, temporal en la poesía actual?

Creo que etiquetar «poesía actual» es como hablar del libro «del momento», una actitud mecánica que sitúa la obra en un lugar destacado.., durante quince días. Ahora bien, sin compromiso, del tipo que sea, la poesía se quedaría reducida a sus vestidos. Y no me alcanza.  Por bellos que sean esos vestidos, lo que me importa es la carne que hay debajo. Y la carne se compromete con su tiempo, con sus urgencias y con sus emociones.

2. ¿Crees que existe un «boom» poético en estos momentos o piensa que siempre ha sido así?

Hay una «moda» que me parece positiva en parte, porque ayuda a mostrar mucho de lo que se está haciendo.  Cuando baje la espuma conoceremos la verdadera altura -y la profundidad- que tenía la ola. Por otra parte,  al haber poesía en todas partes,al ser más accesible (y en esto tiene mucho que ver la difusión de las nuevas tecnologías y el retorno de la poesía a los bares, ya no sólo como tertulia cerrada, sino como festival periódico, excepcional por su contenido pero no por su escasa frecuencia), la gente acaba distinguiendo imposturas e incluso interesándose por aprender más sobre ella. Hay quién opina que es malo que se publiquen tantos libros de poesía, que prácticamente todo poeta tenga libro en cuanto empieza a escribir. Yo pienso que lo que es bueno o malo es cada poemario y que, como siempre, el lector decide y elige.

3. ¿Cómo definirías tu línea de creación poética?

No la definiría; dejo que fluya. Hay un ritmo interior, que suelo respetar, y dejo que la técnica nunca tome el timón todo el tiempo. A veces dejo que un par de versos se rimen solos, ya que les apetece, y en otras ocasiones permito que lo narrativo mande. Si tuviera que apuntar unas señas de identidad, diría que la mía es una poesía urbana pero menos macarra de lo que parece, de izquierdas pero no sectaria, y que busca decir con las palabras que todos conocemos, en lugar de asomarse a una torre de marfil.  Es una mirada de feliz estupor ante un mundo que me sigue sorprendiendo por su complejísima sencillez.

4. ¿Crees necesario un recital poético junto a la publicación de una obra? ¿cuál es tu óptica en este punto de realizar perfomances a la hora de recitar?

El recital es otra forma de acercar la poesía a sus posibles destinatarios, y ha demostrado ser un media dinámico, parte integrante de ese «boom» al que hacíamos mención. Pero no reemplaza, suma, en ocasiones. El texto se defiende solo o no se defiende. Estoy a favor de los recitales, porque permiten tener un feedback  inmediato de si lo que escribes llega o no llega. En cuanto a las performances, he visto cosas realmente inquietantes, que me han conmovido y removido, y otras que me han sonado a tomadura de pelo. Pero imagino que lo mismo le pasa a mucha gente con mi poesía…  No soy un purista que quiera la poesía encerrada ateneos de cristal, ni un vanguardista feroz que desdeñe todo lo nuevo. Como espectador me gusta que me sorprendan, pero no que me subestimen.

5. ¿Qué aporta un blog aparte de lo convencional a la poesía?

Cercanía. inmediatez. Agilidad. En un día puedes tener más visitas, es decir más gente que se acerque a tu poema, de lo que venderías en un año si sólo tuvieras el libro. El blog democratiza las letras, aunque a estas alturas ya sabemos que la democracia no es perfecta. Tampoco la poesía. Por eso estoy a favor de que todo el mundo pueda decir y mostrar. Como decía al principio, cuando baje la espuma veremos qué ha quedado. Pero mientras, hay  cabalgar la ola y mejor si somos muchos y aprendemos unos de otros, sobre todo a escuchar…

6. ¿En una hipotética cumbre poética qué autor/a situarías en él?

No creo en las cumbres, pero hay mucha gente que admiro. Tengo mis preferencias, tanto históricas como contemporáneas, pero dar nombres sería olvidar otros. en España y en Madrid hay ahora gente que está haciendo cosas muy valiosas, redescubriendo la palabra sin pretender haberla inventado. sólo hay que buscar y escuchar. Pero no creo en cumbres ni rankings… salvo que yo figure en ellos (es broma) y no es el caso.

7. ¿Cómo definirías la relación entre editorial y autor?

Depende. Variable. La de muchos autores que conozco: tormentosa. La mía: no diré que bucólica pero sí entrañable. Tal vez porque tanto en poesía como en prosa publico con editores a los que les gusta lo que hago y lo defendemos juntos y nos caminamos el país, y claro, con tanto que llevar, nos dejamos el Ego gordo en casa. Concretamente , con Ya lo Dijo Casimiro Parker, con quienes edité «Si dios me pide un bloody mary» y recientemente «Memorias circulares del hombre-peonza», la experiencia no puede ser más gratificante. Publicando con Marcus Versus no sé si he mejorado como poeta (lo dudo, no persigo la perfección, es una rubia natural y sosa y a estas alturas ya sé que las rubias de verdad, las peligrosas, las buenas, son las rubias de bote), pero sí he mejorado como persona.

8. Por la vía académica, digamos, podemos llegar ahora a la literatura, o a la poesía. Dentro de esta fugaz actualidad, introducir el término poesía siempre parece algo extravagante. Cuando hablamos de poesía, ¿hablamos de algo nocturno, o es como hablar de cierta despertar de mentes adormecidas? ¿Aún está vigente el hecho de que la poesía es un sí en si mismo sin ningún tipo de aditamentos?

No me planteo esas cosas. Creo que la poesía no es más- ni menos- que palabra viva, abierta, herida, costra, testimonio o mentira, dolor o risa, lleva todo lo que va contigo, pero sólo muestra lo que quieres esconder Es también exhibicionismo saludable (casi siempre). En mi caso, la poesía se vive de noche, pero la escribo de día. Y bien pudiera ser al revés. Pero no es un ente abstracto, depende, como todo mensaje, del que emite el mensaje y del que lo recibe. Y está incompleta si falta uno de los dos.

MI POÉTICA COTIDIANA

Retumba el móvil a las diez de la mañana
antes de que alcance a silenciarlo
y me levanto
empujando mi resaca.
otra llamada oculta que no atiendo
será el casero, reclamando los meses que le debo.
Me ducho para quitarme la baba de un poema
que me persigue en sueños
me visto como puedo
incendio la punta de un cigarro y salgo.
Ella duerme todavía
descansa como una diosa
antes o después de parir seis universos.
Creo que ayer
borrachos
nos odiamos por momentos
esta mañana vuelvo a amarla sin remedio.
Le tapo el pie que siempre escapa de la manta
y que es el barrio dónde vive mi ternura.
Bajo las escaleras perseguido por el peligro de un poema
me hago un café más negro que el alma que no tengo
enciendo el mac y me asomo a la novela.
Los personajes esperan todavía
que les escriba un sendero de palabras
para llevarlos rumbo a un final digo de mi supuesto ingenio.
Vuelve a sonar el móvil
Lo silencio.
Salgo a la calle errando entre pasillos eternos
Estoy de suerte. Creo que el minotauro aún sigue durmiendo.
Y bajo por Atocha sin cruzarme con artistas ni poetas.
En la calle lo de siempre
turistas guiris en los 20
desocupados para siempre ya a los 30
y las incombustibles putas de 60
que fatigan las columnas de las galerías
esperando a los amantes de la carne
o de la arqueología.
En la cafetería las camareras me conocen
y me convidan retazo de alegría
o al menos no me culpan de sus penas
mientras revuelvo mi café cargado
con la cucharilla de un poema.
Pero vuelve a sonar el móvil
antes de que pueda silenciarlo
el encanto cae roto
y salgo.
En el ciber de al lado
haraganeo un rato por la red
contesto algunos mails
me asomo a los blogs de unos amigos
y desde esos altos balcones de esperanza
me vuelvo a preguntar:
¿me tiro o no me tiro?
Regreso apresurado calle arriba
presiento que en breve Atocha va a llenarse de poetas.
En la esquina las puta de 60
esperan
más o menos lo mismo
que los personajes de mi novela.
Entro en casa
vuelve a sonar el móvil
lo silencio.
y subo la escalera
pisando en las babas de un poema.
Ella sigue durmiendo
con un pie fugitivo de la manta
lo tapo
antes lo beso
brevemente
Y el despertador de su mesilla
que siempre adelante diez minutos
me cuenta que ya es casi mediodía.
Apago el móvil
incendio otro cigarro
entro en el baño
me siento
y entonces
compañeros
entonces
comienza mi poesía.
(De «Si dios me pide un bloody mary», Editorial Ya lo dijo Casimiro Parker)
DOMINGO DE RESURRECCIÓN

Pertenecer
ser miembro de una tribu
un club de fútbol
o una asociación de vecinos
en la que no sea siempre el raro
el sospechoso.
Inaugurar rituales del afecto que sobrevivan sin oxígeno
plantas que florezcan aunque no las riegue
un ordenador portátil que me preste su memoria
una piel ajena que no acabe por sobrarme.
Algo
alguien
más que yo
a quien odiar los domingos por la tarde.
Este vacío está repleto
es un ascensor que avanza de costado
un tren submarino
un avión recorriendo la carretera secundaria
por la que hago auto stop
con las manos en el bolsillo
para maldecir sin ganas
a los coches que no paran
que no adivinan adónde quiero ir
para ignorar a los que se detienen
y me ofrecen un viaje hacia el pueblo
que ya no me interesa visitar.
Solo.
Porque no aprendí
a pertenecer del todo a nadie
y siempre me pareció una cursilada
el asunto del zorro y el principito.
Puede que muera solo
pero eso de dejarse domesticar
como requisito para ser querido
me sigue sonando a trueque
en el que alguien pierde
y casi nunca soy yo.
Solo.
Aunque esta noche la memoria de tu cuerpo lata pegado al mío
y me muerda los labios para no rogar
que te quedes
que te marches para siempre
que nunca hayas venido
que me abras otra vez
ese refugio de sangre envuelta en gemidos
y me encierres en él
durante cinco eternidades.
Cierra la puerta al salir
querida.
Soy inmortal pero a veces lo olvido
y tú me lo recuerdas
cuando es demasiado tarde.
Ya no estás.
Y sigo solo.
No se está tan mal
si logro sintonizar una radio
con canciones que me digan quién soy
si me reconozco y me saludo
y decido caminar lo que me queda de domingo
sin suicidarme.
(De «Memorias circulares del Hombre-peonza», Editorial Ya lo dijo Casimiro Parker
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